Una música captó mi atención. Me asomé y vi mucha gente. Gente descalza cruzando el río, gente con bicicletas, hablando, bailando… Me detuve unos instantes. Sin darme cuenta se me apareció un hombre de mediana edad enfrente de mí. Con una sonrisa empezamos a hablar. Me explicó que había trabajado de profesor en la región del Piamonte. Me habló de los niños de su clase y sobretodo recuerdo que me habló de la importancia de conocer a la familia de los niños, su situación y saber cuales son las necesidades de cada uno de ellos. Me comentaba lo importante de empezar las clases en septiembre, sí, pero entendía este primer mes como una etapa de adaptación. Un período para conocer el maestro, para conocerse o reestructurarse como grupo y de observación. A partir de este momento, cuando ya se ha establecido el vínculo, es un buen momento para establecer los objetivos. En octubre ya se puede enfocar la metodología en función de esos objetivos.
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